Considerando las tendencias del contexto político, social y económico de fines del 2022, el año 2023 se vislumbra como otro período desafiante para el logro de los resultados acordados en el MC 2022-2026. Se seguirá de cerca la evolución de estas tendencias, y se realizarán los ajustes necesarios en los planes para mantener la relevancia del trabajo en el país, sin perder el enfoque en las prioridades estratégicas y los efectos directos establecidos en el Marco.
Frente a esta situación, el SNU ha identificado tres frentes en los que debe avanzar simultáneamente para continuar contribuyendo al desarrollo sostenible del país, garantizar la pertinencia de esta contribución y asegurar que nadie se quede atrás, incluso en tiempos de crisis. Además, ha identificado a los aliados con quienes debe seguir trabajando cercanamente para hacer posibles los avances.
El primer frente implica atender las necesidades emergentes en un contexto de múltiples crisis, cuya previsión puede ser difícil. En este marco, el SNU continuará apoyando a los actores y procesos nacionales y locales para hacer posible el diálogo de corto y mediano plazo, que permita superar la crisis política, así como fortalecer la institucionalidad democrática y el ejercicio de los derechos humanos. Asimismo, seguirá brindando apoyo para enfrentar los riesgos climáticos, alimentarios y de salud –incluyendo la salud sexual y reproductiva–, y apoyando al Estado peruano a responder las necesidades tanto de refugiados y migrantes venezolanos como de las personas peruanas vulnerables de las comunidades que los acogen.
El segundo frente se vincula con la implementación oportuna y eficaz del MC y sus planes de trabajo conjuntos (PTC), según lo programado para cada una de las cuatro prioridades estratégicas y los seis efectos directos. La estructura de gobernanza del MC está operativa; lo único que queda pendiente es revisar y reactivar algunos grupos especializados y de asesoría, tarea iniciada en 2022. Asimismo, en la segunda mitad del año se elaborarán los nuevos PTC para 2024-2026, los cuales corresponden a cada uno los seis efectos directos del MC. De igual manera, en 2023 se volverá a actualizar el CCA, pues es necesario adecuar el MC a un contexto que cambia rápidamente.
Asimismo, se trabajará en cerrar la brecha de financiamiento del MC 2022-2026, para lo cual se diseñará la estrategia de movilización de recursos del UNCT. El marco de financiamiento y la estrategia de alianzas del MC preparados durante 2022 son insumos clave para este fin. La nueva estrategia explorará la posibilidad de estructurar un fondo multidonante que permita implementar las acciones del MC que aún carecen de recursos.
Avanzar en estos frentes interrelacionados implicará, a su vez, abrir el tercer frente, que supone un intenso esfuerzo de coordinación y constante recalibración de los planes y programas existentes. Esta tarea se debe abordar de manera interagencial y en articulación con el Estado, la sociedad civil, el sector empresarial y la academia. Implicará un trabajo nacional y subnacional, así como seguir apoyando al país en el cumplimiento de sus compromisos internacionales. Este frente incluye, por ejemplo, el apoyo a la implementación de las recomendaciones surgidas del cuarto ciclo del Examen Periódico Universal (EPU) –en enero, el Consejo de Derechos Humanos de la ONU examinará la situación del Perú–, así como el apoyo para atender recomendaciones relacionadas con otros compromisos internacionales.