Seguridad alimentaria: salud y bienestar para la niñez y las comunidades peruanas

Seguridad alimentaria

En los departamentos de Junín y Huancavelica –ubicados en las zonas altoandinas del Perú– 142 agricultoras y sus familiares, organizados en una empresa social, apuestan por la producción de alimentos agroecológicos. Carmen Marca Maquera, gerenta general de la Cooperativa Agraria Intirun Pachata Micuchisun (Inpami), relata cómo se ha fortalecido el compromiso de sus productores con la agricultura agroecológica para ofrecer una alimentación saludable.


Carmen es ingeniera de industrias alimentarias y fue convocada por los agricultores socios para gestionar las operaciones de la cooperativa. “Salgo de mi casa al amanecer para recorrer las comunidades campesinas junto a nuestros clientes, que verifican in situ la calidad de la producción. Para llegar a Huancavelica, son cuatro horas de viaje en bus. Aquí, en las comunidades campesinas de Huachocolpa y Chihuana, siembran frijoles, palta, olluco, alverja y habas; en otras comunidades, el producto bandera es la papa nativa de colores”, cuenta.


Los agricultores familiares se asociaron en la cooperativa Inpami hace 10 años para defender los precios justos de los productos andinos y evitar los niveles de intermediación que afectan negativamente sus ingresos.


“A partir del año 2019, iniciamos la venta de productos frescos al Estado, a los gobiernos regionales y locales. Además, fuimos de los primeros en entregar nuestro producto al Programa Nacional de Alimentación Escolar Qali Warma, para proveer alimentos agroecológicos a 16 centros educativos”, relata Carmen. Resalta que este logro fue el resultado del trabajo conjunto con el Midis y el Midagri. En 2023, la iniciativa Mano de la Mano, de Naciones Unidas, seleccionó a Inpami por su solidez para participar en ruedas de negocios y realizar acuerdos comerciales. “Los agricultores familiares socios de la cooperativa promueven la agricultura agroecológica para una alimentación saludable y, gracias a Naciones Unidas, estamos cerrando contratos con empresas exportadoras nacionales e internacionales. Esto ayudará a mejorar las economías de los agricultores, que son poblaciones vulnerables y pobres”, remarca Carmen.

Seguridad alimentaria

En Lima, a cientos de kilómetros de los Andes peruanos, Loan llega cada mañana contento al colegio y, junto con sus amigos, disfruta de un desayuno caliente, como si estuvieran en casa. “Aquí como alimentos nutritivos; si no me alimentara bien, me enfermaría”, dice sonriendo. 

Amparados en las leyes que reconocen la alimentación como un derecho y promueven políticas para que esta sea saludable, el Programa Nacional de Alimentación Escolar busca diversificar sus modalidades de atención. El objetivo es transformar el programa social en una plataforma de alternativas para mejorar el desarrollo humano. Esto se logra generando evidencia en modelos que incluyan alimentos frescos y saludables en la dieta del estudiante, lo cual mejora su aceptabilidad. 

Con este propósito, en 2024, se inició el proyecto piloto Comidas Calientes, de Naciones Unidas y el Midis. La iniciativa, implementada en dos escuelas en Lima, ha permitido que 621 niños y niñas disfruten de alimentos ricos, nutritivos y calientes cada mañana. La gran aceptabilidad y contundente evidencia llevó al Midis a anunciar que, en 2025, la experiencia –financiada con fondos públicos– escalaría a 200 escuelas más. 

El éxito de Comidas Calientes ha dado paso a que se apruebe una modalidad de subvención económica comunitaria que se empezará a implementar en tres regiones del país: Ayacucho, Cusco y Piura. Este tipo de proyectos colaboran a movilizar cambios en las políticas públicas, pues cuentan con evidencia probada en la mejora de los servicios y la economía de grupos sociales como los pequeños agricultores, y abordan integralmente tanto la inseguridad alimentaria como la prevalencia de anemia, sobrepeso y obesidad infantil. Naciones Unidas apoya al país en la erradicación del hambre y la malnutrición, la eliminación de la pobreza y el impulso socioeconómico inclusivo, en beneficio de los productores de la agricultura familiar y los NNA, que representan cerca de un tercio de la población peruana.

Arepa y ceviche: cultura para la cohesión social

Iniciativa - Arepa y Ceviche

“Hija, iremos a un viaje muy largo”, le dijeron sus padres a Eiryn cuando tenía tan solo cinco años. Partieron de Venezuela y, cinco días después, iniciaron una nueva vida en la ciudad de Trujillo, en el Perú. Tan pronto Eiryn comenzó a estudiar, empezaron los desafíos.


“Cuando Eiryn iba a la escuela, ella decía alguna palabra y sus compañeritos pensaban que era una grosería, pero para ella era simplemente una palabra normal. Ahí es donde se muestra el desafío que tiene que vivir la población migrante y refugiada: el de ser aceptada”, comenta Marifrancis Monges, madre de Eiryn.

 

Esta fue la motivación detrás del nacimiento de Arepa y ceviche, te voy a invitar, iniciativa liderada por Marifrancis que, mediante una obra de teatro con títeres, busca propiciar la cohesión social en las escuelas de Trujillo.


“Creemos que el lenguaje escénico es acertado para ir al nivel primario de escuelas públicas donde se concentra mayor cantidad de población refugiada y migrante. Nosotros deseamos mucho poder aportar a la integración, visibilizando los desafíos que enfrentan ambas comunidades”, añade Marifrancis.


Arepa y ceviche, te voy a invitar es uno de los proyectos culturales cuya sostenibilidad fue fortalecida gracias a Tejiendo Culturas, proyecto impulsado por Naciones Unidas en el Perú que cuenta con el financiamiento de la Oficina de Población, Refugiados y Migración del Departamento de Estado de los Estados Unidos.


El proyecto de Marifrancis Monges promueve la integración en las aulas a través del lenguaje de las artes escénicas y los títeres. Así se propicia el diálogo y se reflexiona en torno a la migración, pues, mediante dinámicas interactivas y preguntas guiadas, las y los niños comparten sus experiencias. De esta manera, se busca sembrar una semilla para que la población venezolana en la ciudad sea percibida desde un punto de vista diferente. Las y los niños son los portadores de este mensaje, pues llevan esta experiencia a sus casas y a sus comunidades, y esparcen la semilla donde vayan.


“La integración cultural llega a la vida de Eiryn como está llegando a la de millones de venezolanos en el mundo. Ella me ha dicho que, si algún día se va del Perú, el Perú nunca podrá irse de ella. Y creo que, en este camino de transición y adaptación, las artes tienen el poder de transformar la manera de pensar de las y los niños y adultos a nivel personal y social”, reflexiona Marifrancis. Tejiendo Culturas fomenta la cohesión social y la integración de las comunidades migrante, refugiada y de acogida en el Perú a través de la cultura y las artes.


Gracias a este proyecto, 17 iniciativas culturales fortalecieron sus capacidades en financiamiento y sostenibilidad cultural, mediante un curso semipresencial realizado en Arequipa y Trujillo como parte de la segunda etapa del proyecto Tejiendo Culturas. Arepa y ceviche, te voy a invitar, impulsada por Marifrancis, fue una de las seis iniciativas culturales seleccionadas para recibir financiamiento y asesoría especializada que contribuya con su implementación, desarrollo y sostenibilidad.

La llave para el futuro del Perú está en manos de sus jóvenes

UNGA

En el marco del Pacto para el Futuro, un grupo de líderes juveniles peruanos utiliza su talento y capacidad de organización y movilización para promover un país más inclusivo y sostenible. Nayla Pariamachi, directora fundadora de Art Changemakers, siempre ha estado activa en espacios de participación juvenil. Desde adolescente, participaba en Modelos de las Naciones Unidas (MUM). Actualmente, lidera una organización juvenil que promueve el cambio a través de las artes.
 

En abril de 2024, durante su participación en el Foro de la Juventud del Consejo Económico y Social (Ecosoc Youth Forum), Nayla tomó conocimiento de que se estaba organizando la Cumbre del Futuro. “En Ecosoc pude intercambiar experiencias y conectar con jóvenes de todo el mundo, y así conocer la importancia de la Cumbre del Futuro, del Pacto para el Futuro, y el peso que se había otorgado a los temas de juventud en este”, comenta. “Uno de los aprendizajes que nos llevamos los delegados peruanos del encuentro fue que debíamos actuar de manera más coordinada, porque los participantes no nos conocíamos entre nosotros. De esta manera, podríamos tener un impacto mayor y podríamos traer al Perú los aprendizajes de una forma más ordenada”. Nayla y los demás integrantes de la delegación volvieron motivados con la tarea de articular su energía con Naciones Unidas en el Perú, y propusieron elaborar una hoja de ruta para la participación de las juventudes peruanas en la Cumbre del Futuro.

 

Uno de los compañeros de Nayla es Mauricio Pahuara, líder de la organización Juventud, Política y Desarrollo, que promueve la incidencia juvenil. Mauricio comenzó a participar en foros globales de Naciones Unidas en el contexto de la migración venezolana al Perú, en 2018. Desde entonces, ha sido muy activo en los espacios de participación juvenil. La pandemia, que conllevó prolongados confinamientos y graves efectos en la vida de las personas, debilitó también los espacios estratégicos de participación juvenil. Al igual que Nayla, Mauricio identificó el reto de estrechar vínculos entre jóvenes agentes de cambio y afianzar la participación juvenil en el ámbito internacional. “Por eso, buscamos a Naciones Unidas y nos ofreció un espacio seguro y de confianza para articular con la cooperación internacional y con la Senaju. Juntos trazamos una ruta”, comenta Mauricio. 

Como resultado del esfuerzo de los líderes juveniles, apoyados por Naciones Unidas en el Perú, se condujo un proceso preparatorio ordenado, que permitió informar a la delegación de jóvenes acerca de los aspectos relevantes de la Cumbre del Futuro y el Pacto para el Futuro. En este marco, se realizó un proceso de consulta a los jóvenes sobre sus prioridades para el desarrollo, y se difundieron sus resultados.


“Logramos consolidar una delegación de 16 jóvenes peruanos que participamos activamente en la Cumbre del Futuro”, afirma Mauricio con satisfacción. “El equipo de Naciones Unidas nos ayudó a sentar las bases de cómo deseamos que sea la implementación del Pacto para el Futuro. Nos ha servido, además, para saber cómo involucrar más a las juventudes del país y aprovechar los insumos que trabajamos durante el proceso de preparación. Por ejemplo, el reporte de resultados de la encuesta dirigida a jóvenes recoge nuestras voces; somos nosotros sus promotores”, afirma Mauricio. 

El trabajo aún no ha concluido. Mauricio coincide con Nayla en señalar que, de cara a la implementación del Pacto para el Futuro, será clave fortalecer la participación y la articulación juveniles. Preparados para impulsar ese proceso, reconocen que el trabajo conjunto hará más sólida la participación juvenil. 

“El Pacto para el Futuro es la llave maestra para alcanzar los ODS con nuestras voces”, concluye Mauricio.